Diferencias entre sauna y baño turco

Diferencias entre sauna y baño turco

Los tratamientos de calor son algunos de las mejores formas que encontramos para desconectar y eliminar el estrés.

En los balnearios, encontramos la posibilidad de disfrutar de una sesión en una sauna o en un baño turco. Ambos métodos son muy positivos para nuestra salud, pues favorecen la eliminación de toxinas y aportan relajación y bienestar.

Sin embargo, no son iguales y debemos aprender a diferenciarlos para disfrutar de la mejor opción para nosotros. ¡Aprende las diferencias entre sauna y baño turco!

Qué es la sauna

La sauna es lo que todos conocemos como la típica sala de un balneario en la que hace mucho calor, cuya finalidad es sudar y, por tanto, eliminar toxinas. El origen de las saunas proviene de los países escandinavos, concretamente de Finlandia. De hecho, en este país hay más de 2 millones de saunas.

El calor de una sauna es un calor particularmente seco que puede oscilar entre los 80 y los 100ºC. Este calor proviene de un calentador que calienta rocas o leña, las cuales irradian ese característico calor a toda la habitación. Ese calor también puede generarse a través de electricidad por infrarrojos, depende de la instalación.

Una sauna no suele tener humedad. Sin embargo, hay veces en las que se aumenta la humedad, pero de forma muy limitada. En una sauna la humedad no supera el 20%. Esto es así porque tienen instaladas un respiradero que permiten la entrada y salida de aire, el cual limita también la humedad de la habitación.

Que una sauna sea de madera, no es casualidad. La madera es capaz de aguantar altas temperaturas, siempre y cuando sea un calor seco. De esta forma, la madera ayuda a que el mobiliario de la habitación no queme (como los asientos) y también absorbe la humedad del aire.

A menudo, las sesiones de sauna se suelen acompañar de una ducha fría para conseguir mejores resultados. Una sesión de sauna se suele recomendar para personas que puedan tener enfermedades que se agraven por la humedad, como, por ejemplo, personas con artritis reumatoide o problemas osteopáticos.

Acudir a una sauna tiene múltiples beneficios: libera endorfinas, aumenta la sensación de bienestar, es relajante, reduce los dolores musculares y óseos, mejora la circulación, ayuda a la conciliación del sueño…

Qué es el baño turco

Un baño turco tiene la misma finalidad que una sauna (eliminar toxinas), ¡pero no es lo mismo! Muchas veces caemos en el error de llamar “sauna” al baño turco, cuando la realidad es que son muy diferentes.

El baño turco, también conocido como hammam o sala de vapor, es, como su nombre indica, una sala en la que hay un elevado grado de humedad. El origen de este tratamiento es Turquía, aunque su uso se popularizó y extendió gracias al Imperio Romano.

La temperatura ambiente en un baño turco suele oscilar entre los 50 y los 70ºC, pero, al tener tanta humedad, se pueden alcanzar fácilmente los 100ºC. La sala de un baño turco es prácticamente hermética y se consigue una humedad de un 95%.

El calor de un baño turco se genera a través de agua. El agua se hierve y se convierte en vapor, liberándose por el aire y condensándose en las paredes. A menudo, los baños turcos suelen tener techos ovalados para evitar que caigan las gotas de vapor sobre las personas que están disfrutando de una sesión.

Una diferencia del baño turco respecto a la sauna es el material del que está cubierto. Los azulejos son aptos para habitaciones con una humedad alta, además de que pueden mojarse. La madera no es apropiada para estos entornos, en los que hay mucha humedad y condensación, puesto que se estropearía.

El baño turco está recomendado para personas con alergias, congestión en el pecho o en las zonas nasales. Al inhalar vapor condensado, las vías respiratorias se abren y ayudan a reducir estos problemas. Además, encontramos otros muchos beneficios del baño turco: relaja el sistema nervioso, libera toxinas, mejora la salud de la piel… Descubre todos los beneficios del baño turco aquí

Diferencias entre sauna y baño turco 

Resumiendo, podemos establecer una serie de diferencias entre la sauna y el baño turco que pueden ayudarte a decantarte por uno de estos dos tratamientos:

- Tipo de calor. La sauna se caracteriza por tener un ambiente seco y el baño turco, por tener un ambiente húmedo. Aunque ambos tratamientos lleguen a alcanzar los 100ºC, el baño turco consigue esta temperatura por la humedad de la habitación.

- Temperatura. En la sauna, la temperatura oscila entre los 80 y los 100ºC en un entorno seco y sin humedad. En un baño turco, la temperatura es más baja: oscila entre los 50 y los 70ºC, pero la humedad del ambiente suele ser del 95%, consiguiendo alcanzar los 100ºC igualmente.

- Beneficios. Ambos tratamientos están indicados para eliminar toxinas, sin embargo, la sauna activa la circulación, mientras que los baños turcos mejoran las condiciones de las alergias y las congestiones.

Igualmente, antes de empezar cualquier tratamiento, es recomendable consultar a un médico, especialmente, si padecemos alguna patología, lesión o enfermedad. En términos generales, las personas embarazadas, con epilepsia y/o hipertensas deben abstenerse de utilizarlas, al igual que aquellas personas con trastornos circulatorios, cardíacos o bajo el efecto de drogas o fármacos.

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